La historia de arquitectura residencial arroja una interminable
ristra de proyectos más que válidos olvidados, que si bien podrían haber
servido como referentes para las viviendas construidas estos últimos
años tantos ensanches peninsulares, bien para reproducirlos o para
aprender de sus errores. Es el caso de los diez proyectos que analiza
con detenimiento la obra "10 historias sobre vivienda colectiva"
(a+t architecture, mayo 2013), que reconoce la obra de diez figuras "que
defendieron su visión personal de la arquitectura lejos de los
dogmatismos y cerca de los usuarios".
Es el caso del anguloso Complejo Jeanne Hachette,
ideado y construido entre 1970 y 1974 en el barrio de Ivry-sur-Seine de
Paris por Jean Renaudie, que combatía la diversidad de funciones en los
edificios, e integraba viviendas, tiendas, oficinas y espacios verdes en
altura. En su opinión, explican los autores, la vivienda debería crecer
de manera orgánica y cada persona tiene derecho a una casa única, donde
incluso pudieran crecer árboles en su terraza. Porque "la diversidad
está en la raíz misma de la biología".
La obra recorre los proyectos que, en diferentes épocas, plasmaron
una forma diferente de concebir el espacio habitable. En 1928, por
ejemplo, durante el arranque del nuevo estado socialista de la URSS, por
ejemplo, el Comité para la Edificación de la República Socialista
Federativa de los Sóviets de Rusia encargó a varios arquitectos la
creación de un modelo estandarizado de viviendas colectivas.
Estandarización: Moscú y París
Bajo esa premisa, dos de ellos, Milinis y Ginzburg, idearon la comuna Narkimfin,
construida en Moscú entre 1928 y 1932. "El edificio se convirtió en
icono para los defensores de la arquitectura moderna". La disciplina
aplicada al Comunismo naciente quería transformar las relaciones
sociales en tres ambientes, la vivienda colectiva, el club y la fábrica, en busca de espacios igualitarios en todos estos ámbitos.
Un ejemplo fallido de este modelo de vivienda sistematizada en Occidente lo constituye la Cité de la Muette,
construida en Drancy (París) en 1931-1934. Los arquitectos involucrados
optaron por materiales ligeros como el acero y el montaje industrial de
algunos elementos para las 1.234 viviendas del complejo de 26 bloques, algunos de hasta 16 alturas.
En la década siguiente, las viviendas sirvieron para 'almacenar' temporalmente a los 76.000 judíos
de Francia deportados a los campos de exterminio nazis y su calidad
arquitectónica fue ensombrecida por la nueva simbología adquirida. En 1976 fueron demolidos todos los edificios menos uno, el Bloque en U, y desde 2001 varios elementos de sus fachadas están protegidos.
Dos casos italianos
Dos edificios italianos casi coetáneos, el Corso Teresio Borsalino (1948-1952) de Ignazio Gardella, y el resplandeciente Corso Italia con via Rugabella (1949-1956), del constructor y aristócrata Luigi Moretti -fundador de la revista Spazio-,
ocupan las páginas centrales de obra, destacando la renovación de la
edificación residencial italiana por la vía del racionalismo (Gardella) y
la vanguardia (Moretti).
En el caso milanés, el edificio fue adquirido por la firma Palmolive
y, durante su construcción, el autor sufrió el férreo control de los
nuevos dueños estadounidenses.
Londres, años 50
A primeros de la década de los 50, la City de Londres había pasado de
los 100.000 habitantes antes de la Guerra a apenas 6.000. en ese
contexto los arquitectos Chamberlain, Powell, Bon y Arup ganaron el
concurso del Barbican, una mega construcción
hormigonada que mezclaba torres con oficinas y viviendas en altura y en
hilera. El proyecto definitivo fue aprobado en 1959 y terminado en 1983 y
contiene 2.113 viviendas en bloques de hasta siete alturas y dos torres
de 43 y 44 niveles.
El resultado ha sido definido como un "gueto voluntario"
con una intensidad residencial nunca antes vista en el Reino Unido,
acostumbrado al estilo victoriano de sus barrios. "A pesar de la gran
densidad, la disposición es generosa; los edificios y los espacios entre
ellos están organizados para crear un sentido claro de orden sin
monotonía", afirmaron los autores en 1959.
El Tokio más racional de Shibuya
El contraste, por no occidental, de la selección lo pone el Hillside Terrace
(1967-1998) construido por Fumihiko Maki en el vertical distrito de
Shibuya de Tokio, un paisaje urbano "continuo", que utiliza "volúmenes
escalonados" que avanzan y se retrasan en las aceras y que componen una
pequeña ciudad dentro de la inmensidad de la capital nipona, un fenómeno
que se reproduce en otras de sus grandes ciudades.
Su proyecto respondió, en parte, a los gustos y necesidades de la familia Asakura,
dueña de los terrenos, donde incluso en 1992 aún residían doce miembros
de la saga. Maki (Pritzker en 1993), educado en el racionalismo
europeo, aplicó dicha escuela en el complejo de viviendas, desarrolladas
en múltiples fases durante tres décadas, en las que empleó el hormigón,
ladrillo y adobe, entre otros materiales.
Holanda, un referente
En el arranque de la obra, se reconoce la pervivencia del trabajo de Michiel Brinkman en el complejo Justus Van Effen
(1919-1922), "paradigmático como modelo en la construcción de la ciudad
holandesa", que pone en relación la vivienda con la ciudad. "Que tenga
éxito -dijo Brinkman en 1923- dependerá de sus primeros ocupantes y de
la siguiente generación".
Su composición, austera y simple, en ladrillo, rompió con las
construcciones de la época y pasó de experimento moderno a modelo a
imitar por generaciones posteriores. El proyecto innovó por sus calles
elevadas combinado con amplios patios centrales abiertos, en los que
buscó trasladar la libertad de la calle tradicional a los espacios
vecinales.
Título:10 Historias sobre Vivienda Colectiva Autores: a+t research group (Aurora Fernández Per, Javier Mozas, Álex S. Ollero)
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